Pontificia, Real, Ilustre, Franciscana y Muy Antigua Hermandad del Santo Rosario de la Divina Pastora de las Almas y Redil Eucarístico -CANTILLANA-

jueves, 31 de enero de 2013

Fiesta de las candelas





FIESTA DE LAS CANDELAS

SÁBADO 2 DE FEBRERO, ALDEA DE LA DIVINA PASTORA


PEREGRINACIÓN DE LA PONTIFICIA Y REAL HERMANDAD DE LA DIVINA PASTORA DE LAS ALMAS A SU SANTUARIO, PARA CONMEMORAR LA FIESTA DE LA PRESENTACIÓN DEL NIÑO JESÚS EN EL TEMPLO 
Y PURIFICACIÓN DE NUESTRA SEÑORA 

( VULGO DE LA CANDELARIA)
 


A las 5 de la tardeSALIDA DE LA HERMANDAD PASTOREÑA DESDE LA PLAZA DE LA ALAMEDA para dirigirse al santuario en los Pajares, acompañados por la escuela de Tamborileros de la Hermandad.

A las 7’30 de la tarde, tendrá lugar la presentación y consagración a la Virgen, de los niños de la hermandad nacidos el pasado año, a los que se les impondrá la medalla. Este acto estará amenizado por el Coro de la Hermandad.

Se recuerda que es obligatorio, que los niños estén  bautizados e inscritos en la Hermandad con antelación a esta celebración.

LA JUNTA DE GOBIERNO
CANTILLANA 2013

martes, 29 de enero de 2013

El Grupo Joven en la procesión del Niño Jesús de Praga de la Colegial del Santo Ángel.


El pasado sábado 26 de enero la Archicofradía del Carmen, con sede en la Iglesia Colegial del Santo Ángel, realizó su salida procesional con la imagen del Milagroso Niño Jesús de Praga, que este año estrenaba una capa pintada por Fernando Aguado, autor también de la imagen.

La procesión contó con la presencia de una representación de los padres de la Comunidad Carmelita con su prior al frente, Fco. Javier Toscano Jaén, y, como todos los años, participaron en la misma numerosos grupos jóvenes con sus insignias, cerrando la comitiva de invitados el grupo joven de la Divina Pastora de Cantillana.

La Agrupación Musical Nuestra Señora de la Estrella de Dos Hermanas acompañó al paso del Niño Jesús, cuyos costaleros fueron dirigidos por el capataz José Manuel Palomo y sus auxiliares, en su recorrido por las calles del centro de la ciudad.


Acceder al devocionario
del Niño Jesús de Praga

Oración al Niño Jesús de Praga

Oh Niño Jesús, yo recurro a Vos, y os ruego por Vuestra Santísima Madre, me asistáis en esta necesidad (se menciona) porque creo firmemente que Vuestra Divinidad puede socorrerme. Espero con confianza obtener Vuestra Santa Gracia. Os amo con todo mi corazón y con todas las fuerzas de mi alma. Me arrepiento sinceramente de mis pecados, y os suplico, Oh mi buen Jesús, me deis fuerza para triunfar de ellos.

Tomo la resolución de no ofenderos más, y me ofrezco a Vos en la disposición de sufrirlo todo antes de disgustaros. Desde ahora quiero serviros con fidelidad. Por Vuestro amor, Oh Divino Niño, amaré a mis prójimos como a mi mismo. Niño lleno de poder, Oh Jesús, yo os suplico de nuevo, me asistáis en esta circunstancia (se menciona).

Hacedme la gracia de poseeros eternamente con María y José, y la de adoraros con los Santos Angeles de la Corte Celestial. Así sea.



          

























domingo, 27 de enero de 2013

Nuestras secciones (III)


Rezo del Santo Rosario online.


Acceder desde aquí al rezo del Santo Rosario online
Hoy presentamos a nuestros lectores una nueva sección en la que podrán acceder al rezo de los misterios del Santo Rosario de forma online en cualquier momento, según el día que corresponda: misterios gozosos (lunes y sábados), misterios dolorosos (martes y viernes), misterios gloriosos (miércoles y domingos) y misterios luminosos (jueves). Esta novedosa propuesta que incluye nuestro blog, se hace eco de las recomendaciones de Su Santidad el Papa Benedicto XVI para este Año de la Fe, en el que nos anima a “redescubrir el rezo del Rosario” y a “valorar esta oración tan querida del pueblo cristiano”.

El rezo del Santo Rosario es inherente a nuestra hermandad desde su fundación por fray Isidoro de Sevilla en 1720, estableciéndose en la parroquia el primer rosario de mujeres existente en Cantillana, y único durante mucho tiempo, con el propósito y fin de cantar y rezar públicamente los misterios del rosario por las calles de la feligresía, acompañando al simpecado con la imagen de la Divina Pastora de las Almas. Hoy día, son cinco los rosarios públicos que celebramos anualmente en nuestra hermandad: el rosario de la víspera del día de la Divina Pastora, el rosario de la última noche de novena, el rosario de la aurora en la fiesta litúrgica de la Madre del Buen Pastor, el rosario preparatorio de la romería y el rosario por la aldea de la Divina Pastora.

La propia representación de la Virgen María como Divina Pastora nos invita también al rezo del Santo Rosario. El Padre Isidoro, en las directrices que dejó escritas para su representación iconográfica, especificaba que alrededor de la Divina Pastora debían disponerse “muchas ovejitas, cada una con una rosa en la boca, y su Majestad las toma con su siniestra mano; símbolo de las Ave Marías, que le cantan en su devotísima Corona, que son místicas rosas que le ofrecen, y su Majestad cariñosa mucho las recibe”.
           
El rezo del Rosario surge aproximadamente en el año 800 a la sombra de los monasterios, como Salterio de los laicos. Dado que los monjes rezaban los salmos (150), a los laicos, los cuales en su mayoría no sabían leer, se les enseñó a rezar 150 Padrenuestros. Al pasar el tiempo, se formaron otros tres salterios con 150 Avemarías, 150 alabanzas en honor de Jesús y 150 alabanzas en honor de María.

En el año 1365 se hizo una combinación de los cuatro salterios, dividiendo las 150 Avemarías en 15 decenas y poniendo un Padrenuestro al inicio de cada una de ellas. En 1500 se estableció, para cada decena, la meditación de un hecho de la vida de Jesús o María, y así surgió el actual Rosario de quince misterios.

La Santa Iglesia recibió el Rosario en su forma actual en el año 1214 de una forma milagrosa: cuando la Virgen se apareciera a Santo Domingo y se lo entregara como un arma poderosa para la conversión de los herejes y otros pecadores de esos tiempos. Desde entonces su devoción se propagó rápidamente alrededor del mundo con increíbles y milagrosos resultados.

El Santo Rosario es considerado como la oración perfecta porque junto con él se une la majestuosa historia de nuestra salvación. Con el rosario, de hecho, meditamos los misterios de gozo, de dolor y de gloria de Jesús y María. Es una oración sencilla, humilde como María y accesible a todos. Es una oración que podemos hacer con Ella, la Madre de Dios. De su mano nos dejamos conducir para contemplar el rostro de Cristo: rostro alegre, luminoso, doloroso y glorioso. Con el Ave María la invitamos a que rece por nosotros.

El pasado mes de octubre, el Papa Benedicto XVI exhortó a los católicos a “valorizar la oración del Rosario en el próximo Año de la Fe”. Con el Rosario, explicó, "nos dejamos guiar por María, modelo de fe, en la meditación de los misterios de Cristo, y día a día somos ayudados a asimilar el Evangelio, de tal manera que pueda dar forma a toda nuestra vida. Por lo tanto, tras la huellas de mis predecesores, en particular del Beato Juan Pablo II, quien hace diez años nos dio la Carta apostólica Rosarium Virginis Mariae, invito a rezar el Rosario personalmente, en familia y en comunidad, colocándonos en la escuela de María, que nos conduce a Cristo, centro vivo de nuestra fe".

“El Rosario no se contrapone a la oración litúrgica; es más, constituye un complemento natural e ideal, en particular como preparación y como acción de gracias a la celebración eucarística. Si la Eucaristía es para el cristiano el centro de la jornada, el Rosario contribuye de manera privilegiada a dilatar la comunión con Cristo, y a mantener fija en Él la mirada del corazón para irradiar sobre todos y sobre todo su amor misericordioso”.

El paso del tiempo, las costumbres modernas, y la innovación de formas de oración, no pueden dejar a un lado el rezo del Santo Rosario, devoción antaño tan arraigada en la vida de muchos cristianos y de nuestras familias. Nosotros, como católicos y como devotos de la Divina Pastora de las Almas, hemos de ser también fervientes devotos del Rosario, como recomienda S.S. Benedicto XVI, en este Año de la Fe.

Que el rezo piadoso y consciente del Santo Rosario nos traiga la paz al alma y nos una más estrechamente a María para vivir auténticamente nuestro cristianismo.

                                      

jueves, 24 de enero de 2013

¿Qué es el Año de la Fe?

Con la Carta apostólica Porta fidei, del 11 de octubre de 2011, el Santo Padre Benedicto XVI proclamó el Año de la fe, que comenzó el 11 de octubre de 2012, en el quincuagésimo aniversario de la apertura del Concilio Ecuménico Vaticano II, y concluirá el 24 de noviembre de 2013, Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo.

El comienzo del Año de la fe coincide por tanto, con los cincuenta años pasados desde la apertura del Concilio Vaticano II (1 de octubre de 1962) y los veinte años desde la promulgación del Catecismo de la Iglesia Católica, legado a la Iglesia por el Beato Juan Pablo II (11 de octubre de 1992).


Este año será una ocasión propicia para que todos los fieles comprendan con mayor profundidad que el fundamento de la fe cristiana es «el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva». Al anunciar el Año de la Fe, el Papa dijo que este tiempo busca "dar un renovado impulso a la misión de toda la Iglesia, para conducir a los hombres lejos del desierto, en el cual muy a menudo se encuentran sus vidas, a la amistad con Cristo que nos da su vida plenamente".

El Año de la fe desea contribuir a una renovada conversión al Señor Jesús, único Salvador del mundo, y al redescubrimiento de la fe, de modo que todos los miembros de la Iglesia sean para el mundo actual testigos gozosos y convincentes del Señor resucitado, capaces de señalar la “puerta de la fe”a tantos que están en búsqueda de la verdad. Dios, en el misterio de su muerte y resurrección, ha revelado en plenitud el Amor que salva y llama a los hombres a la conversión de vida mediante la remisión de los pecados. Será también una buena ocasión para intensificar la celebración de la fe en la liturgia, y de modo particular en la Eucaristía.

En la Eucaristía, misterio de la fe y fuente de la nueva evangelización, la fe de la Iglesia es proclamada, celebrada y fortalecida. Todos los fieles están invitados a participar de ella en forma consciente, activa y fructuosa, para ser auténticos testigos del Señor.

"El Año de la fe será también una buena oportunidad para intensificar el testimonio de la caridad. San Pablo nos recuerda: «Ahora subsisten la fe, la esperanza y la caridad, estas tres. Pero la mayor de ellas es la caridad» (1 Co 13, 13). [...] La fe sin la caridad no da fruto, y la caridad sin fe sería un sentimiento constantemente a merced de la duda. La fe y el amor se necesitan mutuamente, de modo que una permite a la otra seguir su camino. En efecto, muchos cristianos dedican sus vidas con amor a quien está solo, marginado o excluido, como el primero a quien hay que atender y el más importante que socorrer, porque precisamente en él se refleja el rostro mismo de Cristo. Gracias a la fe podemos reconocer en quienes piden nuestro amor el rostro del Señor resucitado".

Durante este tiempo, S.S. el Papa nos pide " intensificar la reflexión sobre la fe para ayudar a todos los creyentes en Cristo a que su adhesión al Evangelio sea más consciente y vigorosa, sobre todo en un momento de profundo cambio como el que la humanidad está viviendo. Tendremos la oportunidad de confesar la fe en el Señor Resucitado en nuestras catedrales e iglesias de todo el mundo; en nuestras casas y con nuestras familias, para que cada uno sienta con fuerza la exigencia de conocer y transmitir mejor a las generaciones futuras la fe de siempre".


         


         

         

martes, 22 de enero de 2013

El Buen Pastor

Qué fácil nos resulta la crítica. Cuando uno se siente en el buen camino, que todo lo hace bien, individualmente o en grupo, con demasiada facilidad ve los fallos de los demás, que seguro que los hay, e incluso nos atrevemos a juzgar las intenciones. Nada más lejos de la caridad cristiana.

Nos arriesgamos a convertir la palabra caridad en algo vacío, que suena bien e incluso da prestigio, pero al fin y al cabo sin contenido o con un contenido basado en el sentimentalismo.

A los amigos, a los nuestros, estamos dispuestos a disculparlos. Y es ahí donde vaciamos el contenido de la caridad cristiana, cuando hacemos acepción de personas, cuando las etiquetamos entre buenos y malos. No me imagino a una madre haciendo algo así con sus hijos.

Repasemos el Evangelio de Lucas en que Jesucristo propone la siguiente parábola: “Quién de vosotros, si tiene cien ovejas y pierde una, no deja las noventa y nueve en el campo y sale en busca de la que se le perdió hasta encontrarla?. Y cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros gozoso, y, al llegar a casa, reúne a los amigos y vecinos y les dice: Alegraos conmigo, porque he encontrado la oveja que se me perdió. Os digo que del mismo modo, habrá en el cielo mayor alegría por un pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no tienen necesidad de conversión” (Lc. 15, 4-7).

Por tanto, el Señor quiere que si uno se pierde se le busque e incluso se le lleve sobre los hombros y se le devuelva al redil. Y no que le abandonemos como diciendo allá él. Qué fácil es olvidarse del hermano que sufre o que está un poco perdido. Es más cómodo no hacer nada. Siempre estamos demasiado ocupados, pero, ¿ocupados en qué? Ocupados en tantas cosas que simplemente nos multiplican las ocupaciones. En una especie de correr sin meta.

Fijémonos en la actitud de Jesucristo; su única intención, su mayor ocupación y preocupación es que todos y cada uno de los hombres se salve, y esto se veía tan claro que los fariseos y letrados aprovechan para acusarle de comer y tratar con los pecadores.

“Yo soy el Buen Pastor; conozco las mías y las mías me conocen. Como el Padre me conoce a mí, así yo conozco al Padre, y doy mi vida por las ovejas. Tengo otras ovejas que no son de este redil, a ésas también es necesario que las traiga, y oirán mi voz y formarán un solo rebaño, con un solo pastor” (Jn 10, 14-16).
Qué seguridad nos proporciona saber que el Señor es ese Buen Pastor, que se hace el encontradizo y que nos arrastra hacia Él para que entremos por la puerta de la fidelidad a la Iglesia.

La Virgen María colabora con su Hijo en ese pastoreo divino. Ella es la Divina Pastora de las almas; Ella es también la puerta del redil de las ovejas; Ella también va delante señalando el camino, señalando a su Hijo a quien las ovejas “siguen porque conocen su voz. Pero a un extraño no le seguirán, sino que huirán de él porque no conocen la voz de los extraños” (Jn 10, 4-5).

Para no ser nosotros de esos extraños aprendamos a tener los mismos sentimientos que Jesús, el Buen Pastor, y de su Madre, Pastora Divina.

Fernando I. García Álvarez-Rementería, párroco de Cantillana y director espiritual de la hermandad. (Cantillana y su Pastora, nº 12)

lunes, 21 de enero de 2013

Apóstoles de la Divina Pastora (II)

Fray Luis de Oviedo

El capuchino padre Luis de Oviedo, junto con el también capuchino padre Arcadio de Osuna es, entre todos sus contemporáneos, el mejor compañero del padre Isidoro de Sevilla, iniciador de la devoción a la Virgen en su advocación de Divina Pastora de las Almas, y el más entusiasta animador de esta devoción en aquellos primeros años de su creación. El mismo padre Isidoro así lo entendió y supo corresponderle al escribir y editar su biografía en el libro que tituló El Montañés Capuchino, y Misionario Andaluz, dándonos su verdadera identidad y acertada personalidad. Fue editado dos años después de su muerte, acaecida en 1742. Al referirse a él, el padre Juan Bautista de Ardales en su obra La Divina Pastora y el Beato Diego José de Cádiz, en la página 33, dice que fue el venerable padre Luis de Oviedo (1667-1740), religioso de elevadas virtudes, dado a la oración, de vida penitentísima, muy humilde, gran director de almas, misionero celosísimo, muy amante de Jesucristo y de la Santísima Virgen, predicador muy célebre y varón prudentísimo, a quien se confiaron negocios difíciles y transcendentales, que resolvió con verdadero acierto y agrado de todos, sólo a costa de su humildad y sacrificios.

Había nacido en el pueblecito de Quenia, del Principado de Asturias, bautizado el 9 de junio de 1667, recibiendo el nombre de Domingo, igual al de su padre. A la edad de 17 años, ya bastante bien preparado física e intelectual-mente, su padre, -la madre ya había muerto-, juzga que debe intentar buscarse horizontes más amplios de los que pudiera encontrar por aquellas tierras y le aconseja venirse a Andalucía, cosa acostumbrada y muy común por aquel entonces. Llega a Sevilla y habiendo conocido a los pocos días de su estancia en ella a los capuchinos, después de una formidable batalla interior entre seguir en sus negocios o ingresar en la vida religiosa, decide finalmente, abandonando las intenciones y los proyectos que aquí le trajeran, solicitar su ingreso. Se le concedió después de algún tiempo de espera y prueba. El 26 de agosto de 1695 viste ya el hábito capuchino y, según costumbre de la Orden, su nombre de Domingo le es cambiado por el de Luis. Para su apellido, sin embargo, no se siguió esa costumbre, el cual debería ser el correspondiente al sitio donde nació. Le dieron el de Oviedo por ser lugar muy vecino a aquella ilustre población, según nos cuenta el mismo padre Isidoro en la página 15 de la citada biografía de nuestro protagonista.

El 27 de agosto de 1696, concluido el año de noviciado con general asentimiento de todos los miembros de la comunidad, profesó en manos de fray Félix de Almonte, pasando a continuación a los estudios de filosofía y teología para mejor prepararse al oficio de predicador y así no falte en nuestra religión la predicación evangélica, de donde mucha parte pende la salvación de las almas. Con el mismo curso de las letras, también siguió la carrera de sus virtudes uniendo las virtudes con las letras de modo que corrían en él tan hermanadas, en amistad tan unidas, que ni las virtudes le estorbaban el empleo de las letras, ni las letras le impedían el ejercicios de las virtudes . Siete años pasaron en estas enseñanzas que entre nosotros se acostumbra y, finalizada la literaria carrera, fue instituido predicador por el Rvmo. P. General, como nuestra Regla lo manda .

En el año 1700 muere el rey de España Carlos II, dejando en su testamento como heredero de su monarquía al señor duque de Anjou, nieto del rey de Francia Luis XIV. Es conocida la lucha que se entabla en nuestra nación entre los partidarios de los Austrias y de los Borbones. Sucedió que los religiosos del convento de los capuchinos de Murcia, perteneciente a la provincia capuchina religiosa de Valencia, pusiéronse al lado del bando de los Austrias contra los Borbones. Una vez afincado en el gobierno nacional los Borbones, se ordena, en el año de 1706, el traslado de aquellos religiosos a Madrid para ser juzgados como criminales, determinando además por cédula real que la jurisdicción del convento pase a la también capuchina provincia de Andalucía. Por consiguiente, al darle cumplimiento, de aquí hubo que destinarse allá a 14 religiosos andaluces. Entre éstos encontramos a nuestro Luis de Oviedo. En un principio, visto el ambiente hostil que se respiraba en esta ciudad contra los capuchinos, no les fueron fáciles a los nuevos inquilinos del convento el ejercicio sacerdotal y apostólico. No obstante, y debido a la constancia, paciencia, sencillez seráfica y vida ejemplar como ellos actuaban, especialmente el padre Luis, supieron sobreponerse a las iras del populacho y a la ola de odio levantada contra la Orden, de forma que, como dice el padre Isidoro, al acabar sus sermones se oían llantos, gemidos, golpes de pecho .... y ya apellidaban santos a los que antes llamaban desleales y traidores. En 1715, superadas las dificultades que habían motivado aquellas anómalas circunstancias, volviéndose a la normalidad, regresa el padre Luis de Oviedo al convento de Sevilla, después de haber ejercido en aquel convento, con gran aceptación, el cargo de guardián.
Ya aquí, es nombrado maestro de novicios. Intima entonces con el padre Isidoro de Sevilla, manteniendo ambos una buena amistad. No cabe duda que el dicho padre Isidoro, por su parte, animosamente le transmite su devoción a la Virgen en el título de Divina Pastora de las Almas, hacía poco por él creada. Es lo cierto que tanto fue el entusiasmo despertado en el padre Luis por esta devoción que, pronto, se constituye como el más admirador y mejor apóstol de la misma.

Habiendo sido liberado, finalmente, del cargo que lo trajo al convento sevillano, y también de otros que quisieron darle, desde el 1722 se entrega de lleno al apostolado, tanto tiempo ansiado, de la predicación, y no será, ciertamente, de cualquier manera. Supo de tal modo infundirse en ella que, pronto, hizo realidad lo que por aquel entonces se incubaba en su provincia andaluza: llevar a María como la mejor protectora de sus predicaciones y misiones. Será el mismo padre Isidoro, en la dedicatoria que hace a la Virgen en el citado libro que nos presenta su biografía, quien escriba: Bien sabidas son, Señora, las continuadas tareas de sus fervorosísimas misiones, llevando siempre en ellas tu sacrosanta imagen de Pastora, enarbolada, como en real bandera, en un pobre, si bien, decente pendón. Publicaba siempre que la Divina Pastora era la misionaria, érala que predicaba, y era la que movía los humanos corazones para séquito de las virtudes y para el aborrecimiento de los vicios (El Montañés Capuchino, y Misionario andaluz, Dedicatoria). Será, efectivamente, el primero de los pioneros que, como tal misionero capuchino, llevará consigo en las misiones una imagen de María Santísima, eligiendo la que con el misterioso traje y ternísimo título de Pastora es consuelo de todos los mortales. Elección acertadísima fue ésta: porque si había de obrar en sus misiones prodigios, milagros y conversiones muchas de pecadores, al paso que endurecidos, obstinados, era como preciso llevar consigo la imagen de María Santísima como Pastora. Porque esta Señora, con su traje pastoril, mueve a los hombres al dolor de sus pecados y al séquito de las virtudes. A este propósito nos viene a la memoria el grabado de la época, que reproducimos, en el que, según se lee en su leyenda, nos retrata al padre Luis de Oviedo. Se le contempla, precisamente, en actitud de predicador, llevando en la mano el estandarte de la Divina Pastora. Pensamos que el ideólogo de tal representación fuese, y así lo creemos, el mismo padre Isidoro de Sevilla, en su pretensión de dar una singular visión característica, viva y personal, del misionero capuchino español en sus actividades y actuaciones misioneras como, asimismo, en los rosarios.

Resultan interesantes en la referida biografía del padre Luis de Oviedo, los trabajos que nos muestran sus acciones aludidas a las misiones, llevadas a cabo en distintas poblaciones y pueblos de nuestra región andaluza. Fueron muchos los lugares de nuestra geografía visitados por nuestro biografiado en esta pastoral misionera. Siempre se comportaba amonestando y persuadiendo al ejercicio de la virtud de forma suave y dulce. Al reprender los vicios se mostraba suavísimo, benigno y blando porque conocía que la reprensión rigurosa, que se funda en levantados gritos y en descompensadas voces, más daña que aprovecha. Fue un misionero deseado y buscado, pues a sus ardientes y persuasivas palabras acompañaban sus obras y añadía el ejemplo de una vida que no contradecía en nada a cuanto enseñaba.

Los tres años últimos de su vida, el padre Luis tuvo que pasarlos al lado del arzobispo de Sevilla, Luis de Salcedo y Azcona, viviendo, así mismo, en el palacio arzobispal. Se lo había solicitado al padre provincial, que se lo concedió. Quería tenerlo cercano para sus consultas de conciencia y gobierno. Sin embargo, nuestro biografiado nunca olvidó su condición de capuchino, viviendo allí como si continuara en el convento, en auténtica pobreza, austeridad, humildad y penitencia, haciéndose, al mismo tiempo, querer siempre de todos cuantos con él vivían en el palacio.

Al pensar y estimar, al haber contraído una grave enfermedad, que le llegaba su última hora en este mundo, pidió al arzobispo le permitiese volver al convento. Accedió a ello al considerar lo justo de su ruego, ordenando, sin embargo, que fuera allí atendido por dos de sus médicos, juntamente con el de los capuchinos. Justamente murió. Era el 17 de mayo de 1740, tenia 63 años de edad y 45 de religioso, que fueron los mismos que N. S. P. S. Francisco vivió en el mundo, viviendo este verdadero hijo suyo en la religión los mismos años que el Santo padre vivió en el siglo. Mucha fue la consternación habida en el clero y en el pueblo, ya que lo consideraban un santo. Solemnes y multitudinarios fueron sus funerales, costeados generosamente por el mismo señor arzobispo, interesándose de todos los detalles para que así fuesen. El padre Isidoro de Sevilla tuvo la oración fúnebre. Suponemos que en ella vertería sus profundos y fraternos sentimientos hacia un hermano con quien tan bien conectaba. Lamentablemente, no fue publicada, por lo que desconocemos cuanto dijo y expresó en la misma. Sin embargo, bien sabemos, como repetidamente hemos hecho constar a lo largo del artículo, que fue el mismo padre Isidoro de Sevilla quien escribió su biografía, editada y puesta a disposición del pueblo en 1742, tan sólo dos años después de su muerte. A ella remito a todos cuantos quieran conocer más detalles biográficos suyos.

Fray Mariano Ibañez Velazquez, OFM Cap. (Cantillana y su Pastora nº 8)

domingo, 20 de enero de 2013

Festividad de San Sebastián, Patrón de Cantillana


Sebastián, hijo de familia militar y noble, era oriundo de Narbona, pero se había educado en Milán. Llegó a ser capitán de la primera corte de la guardia pretoriana. Era respetado por todos y apreciado por el emperador, que desconocía su cualidad de cristiano. Cumplía con la disciplina militar, pero no participaba en los sacrificios idolátricos. Además, como buen cristiano, ejercitaba el apostolado entre sus compañeros, visitaba y alentaba a los cristianos encarcelados por causa de Cristo. Esta situación no podía durar mucho, y fue denunciado al emperador Maximino quien lo obligó a escoger entre ser su soldado o seguir a Jesucristo.

El santo escogió la milicia de Cristo; desairado el Emperador, lo amenazó de muerte, pero San Sebastián, convertido en soldado de Cristo por la confirmación, se mantuvo firme en su fe. Enfurecido Maximino, lo condenó a morir asaeteado: los soldados del emperador lo llevaron al estadio, lo desnudaron, lo ataron a un poste y lanzaron sobre él una lluvia de saetas, dándolo por muerto. Sin embargo, sus amigos que estaban al acecho, se acercaron, y al verlo todavía con vida, lo llevaron a casa de una noble cristiana romana, llamada Irene, que lo mantuvo escondido en su casa y le curó las heridas hasta que quedó restablecido.

Sus amigos le aconsejaron que se ausentara de Roma, pero el santo se negó rotundamente pues su corazón ardoroso del amor de Cristo, impedía que él no continuase anunciando a su Señor. Se presentó con valentía ante el Emperador, desconcertado porque lo daba por muerto, y el santo le reprochó con energía su conducta por perseguir a los cristianos. Maximino mandó que lo azotaran hasta morir, y los soldados cumplieron esta vez sin errores la misión y tiraron su cuerpo en un lodazal. Los cristianos lo recogieron y lo enterraron en la Vía Apia, en la célebre catacumba que lleva el nombre de San Sebastián.

El culto a San Sebastián es muy antiguo; es invocado contra la peste y contra los enemigos de la religión, y además es llamado además el Apolo cristiano ya que es uno de los santos más reproducidos por el arte en general

sábado, 19 de enero de 2013

¿Qué exige el Señor de nosotros?


Carta Pastoral del Arzobispo de Sevilla con motivo de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos.

El ecumenismo, gracia pentecostal y, como tal, don del Espíritu Santo, es una vocación a la que todo cristiano es llamado desde el bautismo y, por consiguiente, "un imperativo de la conciencia cristiana", como decía el Beato Juan Pablo II en la encíclica "Ut unum sint".
El movimiento ecuménico, tanto en la Iglesia católica como en las demás confesiones cristianas, nace en torno al año 1910, aunque entre nosotros los católicos adquiere carta de ciudadanía en el pontificado de Juan XXIII y en el Concilio Vaticano II, cuyo inicio tuvo lugar hace cincuenta años. Fecha decisiva para el ecumenismo católico es el 21 de noviembre de 1964, con la promulgación del Decreto conciliar "Unitatis redintegratio".

Las palabras del Señor, "Padre, que todos sean uno" (Jn. 17,21), están más cerca de hacerse realidad que en las primeras décadas del siglo XX. El camino hacia la unidad plena ha progresado más en las últimas cinco décadas que en los cuatrocientos años anteriores. Sin pecar de ingenuidad, hemos de reconocer que hoy ya no es posible la marcha atrás, aunque pueda haber retrocesos, desánimos y fracasos puntuales. El camino hacia la plena unidad visible está entremezclado de optimismo y pesimismo, primaveras e inviernos, luces y sombras, siendo éstas el reverso de un movimiento ya imparable. En ocasiones, el paso de los peregrinos de la unidad será más acelerado; en otras, habrá parones inevitables. Pero, como afirmaban los primeros ecumenistas en los comienzos del siglo XX, "los muros de la separación no llegan hasta el cielo".
El futuro del ecumenismo depende, en gran medida, de una firme y sólida espiritualidad ecuménica, que dé eficacia, fecundidad y estabilidad a los esfuerzos que en el terreno doctrinal, en la cooperación común y el testimonio vienen realizando las Iglesias y comunidades eclesiales. Sin ella no será posible lograr la restauración de la unidad.

Los cristianos, que navegan hacia el puerto de la plena comunión visible, han de hacerlo convertidos, santos y orantes. Son tres exigencias de la espiritualidad cristiana y, por lo mismo, también, de la espiritualidad ecuménica, porque "la conversión del corazón y santidad de vida, junto con las oraciones públicas y privadas por la unidad de los cristianos, deben considerarse como el alma de todo el movimiento ecuménico y pueden llamarse con razón ecumenismo espiritual" (UR 8).
Juan Pablo II, en la encíclica "Ut unum sint", invitó a todos los cristianos al "diálogo de conversión", que es el espacio espiritual e interior en el que Cristo, con el poder de su Espíritu, mueve a los cristianos sin excepción a examinarse ante el Padre y a preguntarse, como hace el lema de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos de este año: "¿Qué exige el Señor de nosotros?" (Miq 6,8). Sólo la conversión del corazón de los miembros de las todas las Iglesias y comunidades cristianas y su fidelidad al Evangelio permitirán superar los obstáculos heredados del pasado, guiándonos a la plena comunión.

El "diálogo de conversión" incluye la santidad de vida y la comunión con el Señor, que es nuestro más verdadero punto de convergencia. Como escribiera Juan Pablo II y ha repetido Benedicto XVI, "Cristo es nuestra unidad". Porque el primer enemigo de la unidad es el pecado, el mejor antídoto es la santidad. El día en que todos los cristianos de todas las confesiones vivamos en plenitud la comunión con el Señor y aspiremos con determinación a la santidad, caerán las barreras que nos separan. No existe otro camino.
La oración precedió, ha acompañado y deberá seguir acompañando al movimiento ecuménico hacia el hogar común, porque la plena unidad es un misterio de tal envergadura que sólo de rodillas pueden los cristianos acercarse a él. La oración por la unidad no es compromiso exclusivo de los expertos en ecumenismo o de aquellos cristianos especialmente sensibilizados por este sector pastoral. Es compromiso de todo cristiano y de cada comunidad. La oración por la unidad comenzó a finales del siglo XIX en el mundo anglicano, en el que nace también el "Octavario por la Unidad de los Cristianos", que la Iglesia católica celebra en la semana del 18 al 25 de enero desde 1909. En su preparación colaboran hoy la Santa Sede y el Consejo Mundial de Iglesias. Otras fechas especiales de oración por la unidad son la Epifanía, Jueves y Viernes Santo, Domingo de Resurrección y la semana previa a Pentecostés.

Todos hemos de incluir en nuestra oración diaria la causa de la unidad, que debe ser también la destinataria de nuestras mortificaciones y sacrificios. La plena comunión visible es un don, una gracia de Dios, que llegará cuando Él quiera. A nosotros nos corresponde pedir que se adelante ese momento soñado, pidiéndola a Dios con la misma insistencia y fervor con que Cristo la pidió al Padre en la noche de Jueves Santo.

Para todos, mi saludo fraterno y mi bendición.
+ Juan José Asenjo Pelegrina
Arzobispo de Sevilla


                             

Cabildo General Ordinario



La Pontificia, Real, Ilustre, Franciscana y Muy Antigua Hermandad del Santo Rosario de la Divina Pastora de las Almas y Redil Eucarístico, de Cantillana, celebrará, en cumplimiento de su Regla 30ª, Cabildo General Ordinario, convocando a todos los hermanos mayores de 18 años, hoy sábado día 19 de enero a las 4 de la tarde, en la Iglesia Parroquial, ante la imagen de la Divina Pastora de las Almas, con el siguiente orden del día:

1-     Invocación al Espíritu Santo, Padrenuestro, Avemaría, Gloria y oración a la Divina Pastora de las Almas.

2-     Lectura y aprobación, si procede, del acta del último Cabildo General Ordinario.

3-     Lectura y aprobación, si procede, de las cuentas del ejercicio anterior.

4-     Lectura y aprobación, si procede, de los nuevos proyectos y presupuestos.

5-     Informe del Hermano Mayor.

6-     Ruegos y preguntas sobre los puntos del orden del día.

7-     Avemaría y canto a la Divina Pastora de las Almas.

viernes, 18 de enero de 2013


Hoy finaliza el Devoto Triduo que en honor del Beato Marcelo Spínola celebra nuestra Hermandad ante el altar de la Divina Pastora, con el siguiente orden: Rezo del Santo Rosario, Letanías a la Divina Pastora y Ejercicio del Triduo.


A continuación, a las 7 de la tarde tendrá lugar la
FUNCIÓN SOLEMNE

con motivo de la FIESTA DEL BEATO MARCELO SPÍNOLA
Oficiada por nuestro párroco y director espiritual el
Rvdo. Sr. D. Fernando I. García Álvarez-Rementería, Pbro.

Al terminar la Santa Misa, se dará a besar la sagrada reliquia del Beato que custodia esta Hermandad, la cual ha estado expuesta durante los días del triduo a la pública veneración de todos los fieles en el altar de la Divina Pastora.

Se recuerda a todos los hermanos que es obligatoria la asistencia a todos los cultos 
que celebra nuestra Hermandad

El Beato Marcelo Spínola y la Divina Pastora (y III)


Sermón del Beato Marcelo Spínola el 8 de septiembre en Cantillana

“Alguien ha extrañado mi presencia en Cantillana en estos momentos. No son un misterio las emulaciones que existen entre dos piadosas congregaciones ornamento de este pueblo, y los que lo saben se sorprenden de quien es Padre de todo se afilie o se incline a lo menos a uno de los dos bandos. Yo no creo que esa rivalidad no sea rivalidad santa. Os disputáis el amor a la Virgen, y como mi fin es excitarlo y avivarlo en todos los pechos, los asuncionistas no tienen porque enfadarse ni porque engreírse los Pastoreños. A unos y otros habló y a todos les repito lo propio. Amad a María. Todo está en ella enlazado. Sin la Concepción no habría sido Madre de Dios, sin su maternidad divina no hubiese subido al cielo para ser reina universal y sin su reinado no se concebiría su Pastorado.

Pero bello es y consolador el titulo de Pastora. Los hijos de María no han sabido que nombre darle. Han contemplado los cielos y la han apellidado Estrella, Aurora, Luz. Han mirado a la Tierra y la han llamado Fuente, Flor, Monte, Valle… Se han replegado en el interior de sí mismo y la han dado los epítetos de Consuelo, Gracia, Misericordia, Amor. Han registrado el Mundo de las maravillas y han venido a sus labios las palabras Milagros, Triunfo, Victoria. Pero todo lo encierra la advocación de Pastora.

Y encierra una enseñanza ¿a quién debemos buscar?, es luz. Y ofrece a nuestro corazón inquieto, receloso, desconfiado, seguridad. Su Pastorado es legítimo, es seguridad del corazón y abre a nuestras almas temerosas amplios horizontes de esperanza… Es esperanza de la vida.

I

Vale mucho el hombre, su entendimiento, su corazón, la historia de los progresos humanos, la historia de los héroes, pero ¿vale tanto como cree? Han dicho: Solo nos bastamos, Dios no hace falta para nada, la Iglesia tampoco, el sacerdote inútil. Y una triste experiencia ha hecho ver lo monstruoso del engaño. Podía calcularse a donde pararían los pueblos sin Dios. Hechos dolorosos han justificado las predicciones: las escuelas laicas, la beneficencia civil, la ciencia manipulada, el amor libre. Rebaño somos pero de Cristo y María Pastora, guía que nos lleva a Cristo. Palabra de Cristo: Philippe, qui videt me… etc. Eso puede repetir María: Qui videt et me…etc. Toda gloria, toda sabiduría, toda virtud, todo bien proviene de Cristo, lumen de lumine. Tal es María. Nos conduce a Cristo por el conocimiento, por la amabilidad, por la fuerza secreta de la Gracia.

II

Jesucristo habló de falsos profetas y de Pastores mercenarios. Los hubo en el pueblo escogido: Elías, Jeremías, etc., hubieron de luchar con esos apóstoles de la mentira, guías perversos, a quienes podía llamarse ciegos y guías de ciegos. Los ha habido en el pueblo nuevo de adquisición: Heresiarcas, herejes, jefes de cismas y de rebeliones, etc., peste de los pueblos. María es Pastora y su Pastorado es legítimo, no es titulo que ella se ha tomado sino que se lo ha dado el mismo Dios; De esto nos certifica la iglesia, la cual así la apellida y la palabra de la Iglesia, tiene un valor indecible. Infiérase además de la palabra de Cristo y de la conducta de Cristo. Palabra de Cristo en la cruz entregado a María el cuidado del género humano, conducta de Cristo haciendo en las bodas de Caná la voluntad de María. Es consecuencia de la índole y condición del corazón de la Virgen: caridad, poder… Y la caridad es paciente etc. Los hechos lo comprueban.

III

El alimento propio de cada ser. No todo lo que gusta nutre, los pastos del rebaño influyen en su salud, en su vigor, en su vida. El hombre tiene su alimento propio también: La verdad, la justicia… La tierra en que mora el género humano ofrécele doble pasto: el error y la iniquidad, la verdad y la justicia. Ay de nosotros si tomamos la mentira, la iniquidad. ¿Qué resultará? La muerte en la inteligencia y en el corazón. Por el contrario si acertamos tendremos vida, en la cabeza y en el pecho.
Qui sequitur me… El que sigue a María no se aparentará de mentira e iniquidad.

Y en efecto María es un mundo y como el mundo predica a Dios. Es un libro sagrado como la Biblia y a la manera de ésta nos describe las maravillas divinas. Es como la Iglesia columna y fundamento de la verdad, así enseña no quimeras, no utopías, no caprichos sino verdad. Justitia cingulum lumborum eius. La santidad le rebosa, sus efluvios se manifiestan y se escapan por todos lados, El que se acerca a María la aspira, la bebe, se alimenta de Ella”.

Sermón de la Divina Pastora de Cantillana 8-IX-1900. Escritos autógrafos del siervo de Dios. Volumen XIV. Fascículo 45, págs. 7-9.

jueves, 17 de enero de 2013

El Beato Marcelo Spínola y la Divina Pastora (II)


Delante de nosotros como Pastora


“No necesito, después de tantos días en que contempláis a María como Pastora de las almas, demostraros que realmente merece este título, para ella de mucha honra y para nosotros de suavísimo consuelo. Hay, en efecto, entre todas las pruebas que de una verdad pueden aducirse, una irresistible: la de los hechos. Cuando aquel insensato de que nos hablan las historias negaba el movimiento, un sabio se puso a andar y lo confundió. Así después de haber visto a María entre las ovejas del rebaño de Cristo, arrastrando la intemperie, empuñando el cayado y manejando la honda, ¿cómo negaréis su Pastorado?

La voz del pueblo cristiano, que Pastora la proclama, mucho dice... La palabra de la Iglesia que le da ese nombre dice aún más... Pero añade magnífica confirmación a eso el testimonio de las obras. Y entre estas obras es de las que más llama la atención el ir delante de las ovejas, guiándolas. ¿A dónde las lleva?...¿Cómo las guía?...¿De qué medios se vale para atraerlas y que no se le escapen?...


1
El país por donde los humanos caminamos es muy variado...montañas escarpadas, profundos precipicios, ásperos caminos y también valles y hasta deliciosas praderas; de todo se encuentra. Existe pradera poco frecuentada, porque está al otro lado de prolongado desierto, y no es posible llegar, sino atravesando arenales, vadeando ríos y torrentes, y luchando con fieras de toda especie... Es esa comarca la tierra de la santidad. Describirla es tarea superior a fuerza de hombre. Es la región extensa... Su cielo limpio y transparente... Las tempestades pasan a distancia. Caudales de cristalinas aguas corren en todas direcciones: las aguas puras de la gracia. En fin, el suelo es feraz, produciendo frutos en todo tiempo, y abundantes, y excelentes. Son las buenas obras. Todos sus habitantes son de prócer talla, de figura hermosa, vigorosos y fuertes... Y para colmo de ventajas disfrutan de cumplida dicha. La felicidad no se encuentra en parte alguna. Se ha refugiado en el país de la santidad.

Ved la pradera a donde intenta llevarnos la Santísima Virgen. ¡Qué buena es María! No quiere para nosotros cosas de poca valía..., ni oro, ni placeres..., ni honores..., sino la santidad, que es oro del cielo..., placeres divinos..., placeres divinos..., honor sin semejante.

2
Nos lleva poniéndose delante de nosotros y guiándonos por el camino de las virtudes, o sea dándonos ejemplo. Nada se nos exige, que ella no haya ejecutado antes... abnegación, cruz, marcha tras Cristo.

...Así va delante de nosotros como Pastora. Soberbios..., impuros..., sensuales..., egoístas..., hijos de la tierra y el polvo, a todos os da ejemplo.

 
3
¿Cómo se las ha para atraernos? La virtud es siempre bella; mas a veces se envuelve en negro manto; su sabor es exquisito... mas suele cubrirse con áspera corteza; brilla como el sol, pero nubes ocultan sus resplandores. En María tiene una suavidad de tonos, de colores y matices, que enamora, y esto a todo el mundo...

Además del encanto de las virtudes, hay en María la atracción de su amor y bondad...¿Y quién, fuera de Cristo, ha tenido a los hombres un amor como el de María, tierno, constante, fuerte, generoso, espléndido? No es posible apartarse de María.

Y todavía para irnos sosteniendo emplea otro medio: la esperanza. Nolite timere. Es la divisa del escudo de María. ¿El camino es largo? No importa; es difícil? No importa; ¿sois flacos? No importa. Aquí estoy”.


Escritos autógrafos del Siervo de Dios. Volumen XIII. Fascículo 41, págs. 1-4. 

miércoles, 16 de enero de 2013

El Beato Marcelo Spínola y la Divina Pastora


Desde el cielo, Pastora



“Jesucristo subió a los cielos y vive ad interpellandum. La Santísima Virgen ha subido también... Era razón, y reside allí para mejor ejercer su Pastorado, vigilando a sus ovejas, buscando las extraviadas, proporcionando saludables pastos a los humanos.

1
¿Quiénes forman el rebaño de María? Todos los hombres, los hijos de la Iglesia... Esas sus ovejas son perseguidas. Corren riesgos de mil clases; y María desde las alturas del cielo como Pastora desde su cabaña, las contempla, y acude solícita cuando las ve en aprieto.

2
Ovejas extraviadas tiene muchas la Virgen. El error, el pecado, el vicio. Hay errores inocentes, pero hay errores gravemente culpables... El pecado es feo, pero se disfraza y arrastra a muchos. el pecado convertido en hábito es el vicio y subyuga y domina. a las ovejas descarriadas las busca María”.

Escritos autógrafos del siervo de Dios. Volumen VIII. Fascículo 12, página 32.


Glorias de su Pastorado


“... Siempre es consolador recordar las misericordias y las glorias de María, y no llevaréis a mal que aún repitiendo cosas dichas os diga que la proclamación de Pastora honra a María, ha alentado a los hombres y ha enriquecido al Corazón de Jesús.

1
Títulos que dan las escrituras a Jesucristo: Maestro, Salvador, Rey, Padre, Pastor. Vive para las ovejas, trabaja y se afana por las ovejas, y por las ovejas muere...

A María se le dieron muchos nombres: las Escrituras, los Padres, la Iglesia, Letrán. Compartía con Jesucristo todos sus nombres, y sólo faltaba el de Pastora, timbre de honor que revela cómo la grey de Cristo es la grey de María, los oficios de Cristo son los oficios de María, y en una palabra, que Cristo y María vienen a ser una cosa...

2
Los hombres somos el pueblo de Dios. Jesucristo vino a formarse un pueblo. Somos los alumnos de la escuela de Cristo: “No tenéis otro Maestro”. Somos su familia: “Cuando oréis...” somos el rebaño: “Pusillus grex”. Enemigos tiene estas pobres ovejas; las enfermedades (personas), los precipicios (escarpados caminos del mundo), el lobo (Satanás con sus garras). Jesucristo Pastor, basta con él. Mas convenía que se asociara una Pastora, para salvar por misericordia a las ovejas que debían poseer en rigor de justicia...

3
El Pastorado de María ha enriquecido al Corazón de Jesús.
Esta es la casa de Dios. Casa de Dios es el universo. Casa de Dios es el Corazón de Jesús. Gloria et divitiae. El esplendor de la Divinidad que allí mora. El amor que allí reside con sus engendros y creaciones. Pero son además su riqueza las almas; la santa avaricia del Corazón de Jesús. Y la Pastora Divina las atrae, las conduce, las entrega al Pastor Divino”.

Escritos autógrafos del Siervo de Dios. Volumen VII. Fascículo 4, págs. 1-4.

Comienzo del Triduo al Beato Marcelo Spínola


Hoy da comienzo el devoto Triduo que nuestra Hermandad celebra en honor de su muy querido Hermano Mayor Perpetuo el Beato Marcelo Spínola  y Maestre, Cardenal Arzobispo de Sevilla.

Los cultos tendrán lugar en la Iglesia Parroquial de esta Villa, en el altar de la Divina Pastora, dando comienzo a las 7 de la tarde, con el siguiente orden: Rezo del Santo Rosario, Letanías a la Divina Pastora, Ejercicio del Triduo y Santa Misa.

A la terminación de la Santa Misa se cantará la Salve a la Divina Pastora.

El día 18 se celebrará la FIESTA DEL BEATO MARCELO SPÍNOLA. A las 7 de la tarde tendrá lugar la
FUNCIÓN SOLEMNE oficiada por nuestro párroco y director espiritual el Rvdo. Sr. D. Fernando I. García Álvarez-Rementería, Pbro.

Al terminar la Santa Misa de ese día, se dará a besar la sagrada reliquia del Beato que custodia esta Hermandad, la cual se hallará expuesta durante los días del triduo a la pública veneración de todos los fieles en el altar de la Divina Pastora.

martes, 15 de enero de 2013

Fundación Cardenal Spínola de Lucha contra el Paro


Queridos hermanos y hermanas:

Una de las obras menos conocidas de nuestra Archidiócesis, pero más necesarias y actuales es la Fundación Cardenal Spínola de Lucha contra el Paro, institución de carácter canónico, erigida por mi antecesor el Cardenal Amigo Vallejo en el año 1990 por iniciativa del Secretariado de Orientación Social y Justicia y Paz de nuestra Iglesia particular. La obra, que tiene su sede en el Arzobispado y en la que todos sus miembros son voluntarios, está encomendada a la protección del Beato Cardenal Spínola, que se distinguió a principios del siglo pasado por su lucha contra las desigualdades sociales y la pobreza.

Pinchar en la imagen para acceder a la Fundación
Su finalidad es la reflexión sobre temas sociales, la realización de actividades formativas para acceder al trabajo y el estudio y financiación de proyectos concretos de empleo, con el asesoramiento de personas experimentadas y de la Cámara de Comercio de Sevilla. Desde su creación hasta fines del año 2010 además de realizar múltiples cursos de formación profesional, y numerosos cursos de técnicas de búsqueda de empleo, la Fundación Cardenal Spínola ha financiado 262 proyectos de pequeños negocios, bajo la modalidad de autoempleo, desde kioscos de prensa y frutos secos hasta librerías, papelerías, artesanía, cerrajería, pasando por un taller de restauración de muebles, venta de ropa, frutería, jardinería, peluquerías, tiendas de regalo, etc. Todo ello ha posibilitado, sin gastos y sin pérdida de tiempo en la tramitación, la creación de unos cuatrocientos puestos de trabajo y una ayuda económica de 977.907, 09 euros, provenientes casi exclusivamente de donativos y suscripciones. El sistema empleado ha sido la entrega de cantidades pecuniarias, a través de lo que se ha llamado microcréditos, con una característica propia puesto que no se exigen ni intereses ni avales. De la misma forma, la Fundación no persigue ningún beneficio en los proyectos que financia. Busca únicamente que sirvan para el desarrollo personal y familiar de quien los acomete.
Otra actividad importante de la Fundación es el estudio de los problemas sociales con el fin de ir creando entre nosotros una decidida conciencia social enraizada en el Evangelio y en la Doctrina Social de la Iglesia. En este sentido se han publicado documentos de estudio y divulgación en colaboración con las Facultades de Ciencias Económicas, Empresariales y de Derecho de la Universidad de Sevilla sobre las relaciones laborales ante el nuevo escenario socio-económico, el desempleo en Andalucía, la situación laboral de la mujer en nuestra región, la globalización, la inmigración y el empleo, la economía sumergida, etc. También se publican hojas trimestrales de información y se han organizado jornadas de estudio.

Si en 1990 tenían pleno sentido los fines y actividades de la Fundación Cardenal Spínola, hoy día la formación de la conciencia social de solidaridad con los parados y todas las actividades que realiza la Fundación para mitigar el paro y sus consecuencias están más justificadas que nunca. No es cuestión de repetir las cifras y porcentajes de parados en Andalucía y en España. Son, por desgracia, sobradamente conocidos. Precisamente porque las cifras son pavorosas, porque soy consciente del sufrimiento y del deterioro que el paro produce en tantas familias, de las sequelas psicológicas que produce en tantos hermanos nuestros, llamo a la puerta de los corazones de los buenos cristianos de Sevilla para que ayuden a la Fundación con sus donativos o suscripciones mensuales, trimestrales, semestrales o anuales. Por mi parte, recuerdo a los rectores de la Fundación que cuentan con el afecto, el aprecio y el apoyo más explícito del Arzobispo, dispuesto siempre a ayudarles en lo que esté en su mano.

"En la noche de la vida, nos juzgarán del amor" dice bellamente San Juan de la Cruz. Así será indudablemente. La caridad, la compasión, los sentimientos de piedad con los pobres y con los que sufren serán los criterios supremos de discernimiento en el momento crucial del Juicio. Entonces el Señor llamará benditos y les franqueará la puerta de la gloria a aquellos que han acogido y servido a los hambrientos y sedientos, a los que no tienen un techo donde cobijarse, a los desarrapados, a los enfermos o encarcelados. Entonces comprenderemos cuánta verdad encierra lo que nos dice San Juan en su primera carta: "No podemos decir que amamos a Dios a quien no vemos si no amamos al prójimo a quien vemos".

Cada uno de nosotros participamos al menos el domingo en la Eucaristía, que siempre nos pone en el camino de los hermanos. Ella es "sacramento de piedad, signo de unidad y vínculo de caridad", como escribiera San Agustín. En el cuerpo de Cristo entregado y en su sangre derramada tenemos todos la mejor escuela de fraternidad y de servicio gratuito. Junto a la Eucaristía, aprendemos a ponernos a los pies de los parados para servirles, a ponernos de su parte y en su lugar, a acogerlos y ofrecerles compasión, afecto, ayuda y amor abnegado

Para todos, mi saludo fraterno y mi bendición.

+ Juan José Asenjo Pelegrina, Arzobispo de Sevilla.

domingo, 13 de enero de 2013

Procesión de la Divina Pastora de Barquisimeto (Venezuela)



Este lunes 14 de enero, como cada año, se celebra en el estado de Lara, en Venezuela,  la tradicional procesión en honor a la Divina Pastora, en la que sus devotos trasladan a hombros la imagen desde su iglesia en el pueblo de Santa Rosa hasta la Catedral Metropolitana de Barquisimeto. El trayecto tiene alrededor de 7.5 km. dando inicio con la ultima misa realizada en las afueras del templo de Santa Rosa, tras la cual comienza la procesión, con una duración de casi siete horas. La peregrinación es acompañada por cantos, alabanzas y plegarias de sus feligreses, muchos de los cuales cumplen promesas vestidos de pastores, pastoras y de penitentes descalzos o de rodillas. Al llegar la Virgen tiene lugar la Santa Misa celebrada a lo largo y ancho de la Avenida Venezuela, tras la cual, la Divina Pastora visita las 52 parroquias de la ciudad, 3 Vicarías y 2 iglesias filiales; para luego emprender el regreso a su santuario, donde permanecerá hasta el próximo año, finalizando así una jornada llena de fervor y fe mariana.

Hoy en día se estima en más de 2 millones y medio, la cantidad de devotos y peregrinos que acuden todos los años procedentes de distintas partes de Venezuela y del mundo para acompañar a la Divina Pastora en su camino, considerándose una de las manifestaciones religiosas más multitudinarias de Latinoamérica. Este año se celebra su visita número 157, para la que estrenará un vestido de color dorado, en varias tonalidades, confeccionado en honor al Año de la Fe que celebra la Iglesia.


La historia de la Divina Pastora en Venezuela se remonta al año 1736, fecha en la que el párroco de la población de Santa Rosa le encomendó a un escultor que le hiciera una imagen de la Inmaculada Concepción. Sin saber por qué, la figura que llegó al pueblo fue la de la Divina Pastora y aunque el sacerdote quiso devolverla, no pudieron pues el cajón se volvió muy pesado. El pueblo entero dedujo que este extraño hecho indicaba que la efigie religiosa deseaba quedarse en Santa Rosa.

Posteriormente, durante los sucesos del terremoto de 1812, el templo donde se veneraba la Divina Pastora fue destruido, pero su imagen quedó milagrosamente intacta, hecho que reforzó la creencia de los fieles de Santa Rosa de que la Virgen quería quedarse siempre entre ellos para protegerlos.

Finalmente, a mediados del siglo XIX en el pueblo venezolano tuvo lugar un acontecimiento que contribuiría a la consolidación definitiva de la Divina Pastora como patrona del estado Lara. En 1855, se desató en Venezuela una terrible epidemia de cólera. Muchas familias de Barquisimeto fueron diezmadas por el terrible mal, ante lo cual fueron completamente inútiles medicinas, lamentos y plegarias. Desesperados y como último remedio, los pobladores decidieron sacar en procesión por las calles de Barquisimeto la imagen de la Divina Pastora para implorar su misericordia, especialmente, un sacerdote llamado Macario Yepez, el Párroco de la Iglesia de la Concepción, afectado por la enfermedad pidió a la Divina Pastora ser el último que muriera de Cólera, petición que fue concedida, ya que a partir de ese mismo día, cesó la epidemia de cólera. Es por esto que en recuerdo de ese hecho, todos los 14 de enero se traslada, en una procesión multitudinaria y fervorosa, la Divina Pastora a Barquisimeto desde su iglesia de Santa Rosa.