Pontificia, Real, Ilustre, Franciscana y Muy Antigua Hermandad del Santo Rosario de la Divina Pastora de las Almas y Redil Eucarístico -CANTILLANA-

viernes, 21 de diciembre de 2012

Santa María, Madre del Buen Pastor, Divina Pastora de las almas


Cuando fray Isidoro de Sevilla comienza a extender la devoción a la Divina Pastora, está intentando acercar el evangelio al pueblo llano, quiere mostrar la sencillez y la humildad de la Virgen, a la vez que cuida de sus hijos como Pastora del rebaño de Cristo.

La imagen del Pastor la encontramos a lo largo de la Sagrada Escritura y especialmente en el capítulo diez del Evangelio de San Juan. Con las palabras de ese capítulo se podría componer el presente escrito y bastaría.[...]

Por mucho que alguien quiera presentarse como pastor, si no entra por la puerta de la fidelidad a la Iglesia, por la puerta de la fidelidad a Cristo, se convierte en ladrón y salteador, que no busca servir y ayudar a las ovejas sino engatusarlas para servirse de ellas, para alcanzar sus propios intereses, no los de la Virgen María.

“Yo soy el Buen Pastor” (Jn 10,11). Así se presenta Jesús ante sus discípulos. Frente a los falsos pastores de Israel, que sólo piensan en sí mismos y a los que no preocupan las ovejas; frente a los pastores incapaces de arriesgar su vida en el peligro; frente a los pastores pusilánimes, que ven venir al lobo, abandonan las ovejas y huyen, Jesús se presenta ante sus discípulos como el Buen Pastor de su pueblo, abnegado hasta el agotamiento, que cuida a sus ovejas, que busca a la extraviada, que cura a la herida, que carga sobre sus hombros a la extenuada y que en su sacrificio pascual, en obediencia al Padre y por amor a los hombres, da la vida por sus ovejas. “¡Cristianos – grita San Juan de Ávila en uno de sus sermones- ovejas sois de Cristo y Él es vuestro Pastor! ¡Oh dichosas ovejas que tienen tal Pastor”.

El título de Divina Pastora le pertenece a Santa María como Madre del Buen Pastor. Ella es Pastora y Madre. A Ella dirigimos nuestras plegarias para que podamos alcanzar los pastos de la vida eterna junto a su Hijo.

Después de Jesucristo no ha habido otra pastora, ni hay quien así guarde las ovejas de Jesucristo... La Virgen sin mancilla es nuestra pastora después de Dios”. “Es pastora, no jornalera que buscase su propio interés, pues amaba tanto a las ovejas que, después de haber dado por la vida de ellas la vida de su amantísimo Hijo, diera de muy buena gana su propia vida, si necesidad de ella tuvieran” (San Juan de Ávila).

Fernando Isidoro García Álvarez-Rementería, párroco y director espiritual de la hermandad. (Cantillana y su Pastora, nº 16)